LA HIPOMANÍA DE LA RECTA FINAL
Si estás leyendo esto, ¡enhorabuena por haber llegado hasta aquí! Ya se puede decir que estás en el punto en el que cada día terminas la jornada de estudio tachando en el calendario los días que quedan para la gran cita. Estás en la deseada, y temida al mismo tiempo, recta final.
Teniendo el horizonte tan cercano, habrá días que te mueras de miedo, como si llegar a la meta fuera a quemarte. Es probable que aparezcan remordimientos por todo aquello que crees que tendrías que haber hecho diferente. Y es cierto, siempre habrá cosas del pasado que no estaría mal cambiar. Las distracciones, los días de bajón y la pereza puede que hayan podido contigo en alguna ocasión. Pero, para bien o para mal, no puedes retroceder en el tiempo.
Y digo para bien, porque al mismo tiempo, una parte de ti sabe que si viajaras al pasado, habría muchísimas cosas que no podrías haber hecho mejor. La constancia, la ilusión, el compromiso y la fe que los días más duros te han permitido seguir, es lo que te ha empujado hasta el punto en el que estás hoy.
Y, todo eso, hará que en esta fase final, también haya días que te levantes con unas ganas increíbles de ir a hacer el examen. Aprovecha esos momentos de subidón para visualizarte en el día del examen, imaginándolo como una experiencia bonita en la que se hace visible todo el trabajo invisible que no se veía fuera de las cuatro paredes de tu cuarto.
Si sientes una energía fuera de lo normal, que te hace ponerte a estudiar como una moto, no te asustes, no estás hipomaniaco/a. Es algo normal y te aconsejo que te dejes llevar por ese impulso, ¡que es un gustazo! Podrás repasar a la velocidad de la luz cosas que te costó procesar lo suyo en fase 1 y recordarás detalles que ni tú mismo/a imaginabas.
Por eso, aunque la Navidad sea dura y tengas que renunciar a planes y reuniones familiares, no te darás ni cuenta por qué el tiempo pasará diferente para ti. Eso sí, tendrás que estar pendiente de que la hiperproductividad no se pase de rosca y no te juegue malas pasadas. ¡Recuerda que dormir y comer siguen siendo necesidades básicas!
Obviamente, eso no quita que habrá días duros, no nos vamos a engañar. Habrá preguntas sobre el PIR en reuniones familiares y arrastrarás bastante agotamiento acumulado que te baje un poquito el ánimo. Pero, créeme que el puntito de la hiperproductividad es muy, pero que muy bueno.
Mucho ánimo, ¡¡nos vemos al otro lado!!