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¿Cómo afecta a nuestra piel el contacto con aguas contaminadas?

Ente el pasado 26 de julio y el 11 de agosto, se celebraron en París los Juegos Olímpicos 2024, y en esta ocasión la calidad del agua del río Sena ha sido un tema de controversia y preocupación debido a los desafíos históricos relacionados con la contaminación del río y a la propuesta de desarrollar algunas competiciones. Aunque se han realizado esfuerzos significativos para mejorar la calidad del agua, las dudas sobre si esta iba a suponer un riesgo para la salud de olímpicos y olímpicas que participaran en las disciplinas previstas en el Sena ha sido motivo de debate.

El agua es un elemento clave para la salud de nuestra piel, además, os diré que el agua es el principal ingrediente cosmético, dado que la mayoría de los productos cosméticos llevan un alto porcentaje de agua, y probablemente la materia prima más analizada y controlada a lo largo del proceso de fabricación de los cosméticos.

Como ingrediente cosmético se utiliza agua purificada, de diferentes calidades en función del tipo de cosmético a fabricar, que se obtiene habitualmente a partir de agua potable y a través de diferentes sistemas de tratamiento conseguimos garantizar un agua libre de sustancias indeseables tanto a nivel fisicoquímico como a nivel biológico y ello nos permite una mayor estabilidad de la formula y una mayor compatibilidad con nuestra piel.

Si el agua de los cosméticos que utilizamos para cuidar nuestra piel debe cumplir unos estándares de calidad para preservar la salud de la misma, no es extraño pensar que el agua que utilizamos para la higiene o cualquier tipo de agua con la que podamos estar en contacto debe cumplir con unos parámetros respecto a su composición que garanticen un uso seguro.

¿Qué pasa con el agua del Sena?

El río Sena, atraviesa París y otras partes de Francia y está sometido a diferentes fuentes de contaminación a lo largo de su trayectoria. Históricamente, el río ha recibido descargas de metales pesados, como mercurio, plomo, cadmio y cobre procedentes de actividades industriales y mineras. La agricultura en las cuencas del Sena ha contribuido a la contaminación por nitratos y fosfatos procedente de abonos y pesticidas. Además, durante muchos años, el vertido de aguas residuales sin tratar directamente en el Sena fue una práctica común, y aunque actualmente se ha invertido en plantas de tratamiento que depuran el agua previamente, sigue habiendo problemas, principalmente debidos al desbordamiento del sistema de alcantarillado, sobre todo cuando llueve, como sucedió en la inauguración de los juegos olímpicos. Todo esto explica los altos niveles de contaminantes químicos, orgánicos y biológicos que reducen la calidad de las aguas y consecuentemente se desaconseja su uso para determinadas actividades.

¿Cómo pueden afectar estos contaminantes a nuestra piel?

La ingesta accidental del agua contaminada, hecho bastante probable en la práctica del deporte, puede ocasionar problemas de salud que pueden llegar a ser graves, como por ejemplo infecciones gastrointestinales ocasionadas por bacterias como  Escherichia coli, Salmonella, Vibrio cholerae, y Campylobacter, o problemas relacionados con la ingesta de lavas, entre otros.  Pero, además, centrándonos en la piel, el contacto con agua contaminada podría tener un impacto negativo, especialmente cuando hay exposición prolongada, repetida o en altas concentraciones.

La presencia de bacterias, virus u otros patógenos podría desarrollar infecciones cutáneas, el contacto con contaminantes químicos como pesticidas, detergentes o metales pesados podría generar alergias, dermatitis de contacto u otras reacciones cutáneas e incluso cambios en la pigmentación y por supuesto todo ello va a provocar una alteración significativa en la función barrera. Estas alteraciones podrían cursar con una sintomatología aparentemente común: irritación, inflamación, sequedad, enrojecimiento, etc… pudiendo agravarse en personas sensibilizadas o con afecciones previas en la piel.

La prevención de estas afecciones pasa por evitar cualquier tipo de contacto con aguas contaminadas y el tratamiento de las mismas deberá centrarse en el uso de cosméticos adecuados que calmen la sintomatología y recuperen la función barrera incluyendo el reequilibrio de la microbiota cutánea.

La calidad del agua que entra en contacto con nuestro organismo es crucial para nuestra la salud de nuestra piel y de nuestro organismo en general. El agua es vehículo y disolvente de muchísimos compuestos y entidades biológicas y su análisis y control son vitales para la seguridad del consumidor en todos sus ámbitos.

Minerva Abad Jordá, coordinadora del Máster en Dermocosmética y Formulación.