La Santísima Trinidad del estudiante MIR para derrotar el calor veraniego
María Fuentes es una de las miles de graduadas en Medicina que busca hacerse con una de las 9.007 plazas MIR ofertadas en la convocatoria de 2025. En concreto, su objetivo está en ocupar alguno de los puestos de Neurocirugía ubicados en hospitales de Madrid. Entre la joven y la residencia se interponen el temario, pero también las condiciones climáticas de los próximos meses. Y es que el calor no es el mejor aliado para las sesiones de estudio.
Un experimento científico de la Universidad de Harvard demostró que a partir de los 26 grados centígrados el rendimiento, efectividad y productividad del cerebro cae un 9 por ciento. De ahí la importancia de mantenerse fresco cada vez que uno se sienta ante los apuntes. La citada investigación resaltó que la temperatura ideal para el aprendizaje son los 22 grados centígrados. Incluso, el frío es más favorable para los estudiantes que el calor. «Por las tardes, siempre estoy en mi habitación con el aire acondicionado o el ventilador. Por las mañanas, me voy a la piscina y estudio desde ahí un rato», ha compartido Fuentes a Redacción Médica.
La graduada en Medicina, quien vive entre apuntes y tarjetas de preguntas, ha reconocido que las altas temperaturas no le impiden cumplir con su horario de estudio, compuesto por ocho horas de trabajo y clases. «La verdad es que pensaba que iba a ser muy duro, pero no se me está haciendo tanto», ha comentado Fuentes, que mantiene una mentalidad positiva ante las numerosas quejas de aquellos que tienen que abrir los libros en época de calor.
Estudiar en lugares frescos e hidratación para conseguir una plaza MIR
El calor también se cuela en las aulas de las academias dedicadas a la preparación de los exámenes para acceso a las especialidades sanitarias. Los aires acondicionados zumban en sus instalaciones para mantener un ambiente agradable y apto para el estudio, mientras en la calle los termómetros rebasan, en muchas ocasiones, los 40 grados centígrados. Y es que los recién graduados en Medicina no pueden dejar los libros ante la inminente llegada de la fecha de examen, situada el sábado 25 de enero de acuerdo a la decisión de Ministerio de Sanidad y Comunidades Autónomas.
Los centros de AMIR intentan por todos los métodos que el bochorno de la calle se abra paso a través de sus puertas. Las clases presenciales se mantienen y los alumnos no dejan de acudir a los centros, especialmente tras anunciarse la mayor convocatoria de la historia de la Formación Sanitaria Especializada (FSE). «El opositor mantiene su ritmo en este tiempo. El verano no hace mermar el estudio, simplemente tenemos que adaptarnos a las circunstancias para que no sean un factor en contra», han afirmado desde la academia.
«Hay que adaptarse a las circunstancias para que no sean un factor en contra», han aseverado desde AMIR
Estas instituciones formativas ofrecen clases presenciales «con temperaturas óptimas para el estudio». Asimismo, cuando los futuros residentes salen de su infraestructura, los expertos consultados recomiendan acudir a lugares en los que se mantenga el frescor. Por lo tanto, si en los propios domicilios no se consiguen las condiciones térmicas adecuadas, recomiendan acudir a bibliotecas, donde «el mejor clima» para enfrentarse al temario del MIR está garantizado.
Una temperatura adecuada no solo es fundamental para el estudio, sino también para la realización de simulacros. Y es que el calor puede modificar el tiempo de respuesta de la prueba, además de provocar desconcentración, lo que puede afectar a la memorización de conceptos y por ende a la propia preparación del examen para obtener una plaza formativa como especialista.
Asimismo, estudiar con un vaso de agua a la orilla es imprescindible. Según AMIR, el alumno «debe estar hidratado en todo momento», especialmente en una estación del año en la que la mayor sudoración por las altas temperaturas eleva la pérdida de líquidos. La fundación Aquae ha revelado que un descenso del dos por ciento de agua en el organismo puede acarrear pérdidas momentáneas de memoria, dificultad con operaciones matemáticas básicas y problemas para enfocar la vista en páginas impresas o la pantalla del ordenador.
La importancia de tener una rutina
Fuentes se levanta de la cama y va al gimnasio a las 8:30. Tras dedicar cerca de una hora y media al ejercicio físico, se sienta en la silla hasta las 14:30, hora en la que almuerza. La estudiante descansa hasta las 17:00, momento en el que retoma el estudio. Cuando las manecillas del reloj dan las 21:00, la joven suelta los libros y dedica un mínimo tiempo a su agenda social. Al día siguiente, la estructura se repite. Los días son idénticos salvo el domingo, en el que no toca los apuntes.
La monotonía es clave para alcanzar un buen resultado en el MIR. Establecer un horario fijo de estudio -con sus respectivas pausas- es importante para evitar que preparar el examen se haga cuesta arriba durante el periodo estival. «Estudiar en verano, cuando la inmensa mayoría está de vacaciones, no es fácil. Por ello, es fundamental mantener la rutina y aprovechar que los días son más largos para descansar con actividades al aire libre al terminar de estudiar», han argumentado desde AMIR.
«El descanso se hace más fundamental ahora que en otros momentos del año», han puntualizado en AMIR
El equipo de profesionales de la academia especializada en las pruebas FSE coinciden con la rutina creada por Fuentes, quien destina un par de momentos del día para despejarse de las tareas estudiantiles lejos de su habitación. «La importancia del descanso se hace más fundamental ahora que en otros momentos. Además, es importante que el estudiante pare en las horas de máxima temperatura», han aseverado.
Rutina, descanso en el exterior, hidratación y comodidad térmica son los elementos que cualquier MIR debe tener en cuenta para superar las largas jornadas de estudio en verano. «Hay que sacar partido a que los días son más largos, pero no perder el foco en la preparación», han sentenciado los expertos de AMIR. Esto último independientemente de lo que marque el termómetro.